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Esto no pretende ser una solución a los problemas de primeros principios. Simplemente pretendo ejemplificar cómo se podría replantear este problema. De hecho, no doy ninguna solución sino ideas para para plantear hipótesis.
El papel lo aguanta todo y habría que analizar el problema desde un prima transversal, pero al menos dejaremos planteadas las preguntas fundamentales para empezar a atacar el problema desde el pensamiento de primeros principios.
Sobrecarga de los sistemas de salud:
El aumento de la demanda asistencial (envejecimiento poblacional, patologías crónicas, etc.) supera a menudo la capacidad de los centros, generando largas listas de espera y consultas médicas de baja complejidad que podrían resolverse de forma remota.
Uso puntual de la telemedicina:
Aunque se han implementado plataformas de videoconferencia y apps de salud, muchas veces se emplean como un complemento aislado, no integrado en el circuito asistencial global.
Limitaciones tecnológicas y normativas:
Ancho de banda insuficiente en zonas remotas, falta de dispositivos de medición fiables en el hogar y marcos regulatorios que dificultan la práctica transfronteriza de la telemedicina o el uso avanzado de datos.
Desconfianza y brecha digital:
Pacientes y profesionales pueden mostrarse reacios al cambio por temor a errores diagnósticos, pérdida de la relación médico-paciente o falta de competencias digitales.
Para entender los retos de la teleasistencia, se descompone el flujo habitual en cinco pasos:
Triage y solicitud de cita
Subproblemas:
Recopilación de datos clínicos (signos vitales, historiales, pruebas complementarias)
Subproblemas:
Consulta virtual (videollamada, chat, etc.)
Subproblemas:
Diagnóstico y prescripción
Subproblemas:
Subproblemas: